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DÍA INTERNACIONAL DE LA ALMENDRA

En el primer milenio a.C., las almendras se extendieron a Grecia y se convirtieron en un ingrediente importante. Las almendras se utilizaban para tratar diversas dolencias e incluso como afrodisíacos. Desde allí, se extendieron a Roma, donde las almendras se denominaban nut Graeca ("nuez griega"). Desde finales del primer milenio y hasta la alta edad media (~100 a.C. - 1450 d.C.), las almendras se comercializaban a lo largo de todo el Mediterráneo, por toda Asia y hasta el norte de África, a través de la Ruta de la Seda.

 

Las almendras son un importante símbolo religioso y cultural en todo el mundo. Cuando el rey Tutankamón fue inhumado en el antiguo Egipto alrededor del año 1324 a.C., se le enterró con almendras y otros alimentos que se consideraban de clase alta. Esto incluía panes, higos, melones, vino y carnes momificadas, pero no incluía otros alimentos que formaban parte de la dieta normal. Hoy en día, las ramas de almendro se siguen utilizando con frecuencia para simbolizar el nacimiento de Jesús. También se consideran de buena suerte y representan la fertilidad en varios países, y se regalan tradicionalmente a los invitados a las bodas en Grecia, Italia y, a veces, en el Reino Unido y Estados Unidos.

 

Al igual que hoy valoramos las almendras por sus proteínas, grasas, vitamina E, calcio, magnesio y potasio, existen pruebas de que las tribus nómadas utilizaban las almendras molidas como ingrediente de barritas energéticas portátiles hace más de 4.000 años. Lo mismo ocurre con la denominada leche de almendras.  Aunque podríamos pensar que la leche de almendras es una moda reciente, en realidad, la leche de almendras era extremadamente popular entre la clase alta durante la Edad Media. En aquella época (entre el 1000 y el 1500 d.C. aproximadamente), la mayoría de los cristianos europeos seguían un decreto de la Didaché, un tratado de los primeros cristianos, que prohibía el consumo de productos animales los miércoles y los viernes. La leche de almendras se convirtió en un sustituto muy popular, llegando a ser un importante ingrediente culinario. La leche de almendras aparece en casi todos los libros de cocina medievales, incluso en recetas que requieren carne y otros productos animales, lo que sugiere que su uso se extendió mucho más allá de los dos días originales de la semana indicados en dicho decreto. Otras leches de origen vegetal se han utilizado en todo el mundo durante siglos (y para algunos, posiblemente milenios), como la leche de coco en el sudeste asiático y la India, la leche de soja en China y la horchata en España. El uso de la misma palabra para referirse a la leche láctea y a la leche vegetal se remonta por tanto a siglos atrás y aparece en múltiples idiomas.

 

Aunque las almendras se denominan comúnmente frutos secos, en realidad son semillas comestibles en forma de lágrima que son el fruto del almendro. Se pueden comprar sin cáscara, crudas o tostadas, dulces o saladas, germinadas o sin germinar, pero siempre son crujientes y saciantes. Hoy en día, las almendras son la estrella de los frutos secos. Existen muchas variedades y se clasifican por su color, forma y tamaño. Son además muy ricas nutricionalmente. Una onza de almendras, es decir, 24 pequeñas semillas, contiene 180 calorías, 6 gramos de proteínas y 14 gramos de grasas saludables para el corazón.  Las almendras contienen además niveles relativamente altos de vitamina E, la cual contiene antioxidantes, como el tocoferol. Una onza (28,4 g) de almendras naturales aporta 7,27 miligramos (mg) de vitamina E, lo que supone aproximadamente la mitad de las necesidades diarias de una persona. Las almendras contienen además calcio, magnesio, manganeso, cobre, vitamina K, proteínas y zinc, que contribuyen a la salud de los huesos.